SI DIGO LA VERDAD...¡MIENTO!


En nuestro interior todo aquello que en algún momento nos significa tristeza y/o hechos que nos causaran felicidad y alegría, a cierta altura de nuestra vida comenzamos a revivirlos en nuestros recuerdos.

Es ahí cuando nos aparecen las imágenes y palabras que reflejan personajes reales, dignos exponentes de un época en la que a falta de medios de comunicación masiva, lejos de Cines o teatros, utilizaban a su modo como forma de vida un envidiable sentido del humor, hecho posible en cualquier lugar o momento transformándose sin saberlo en potenciales actores, sin importarles la opinión que pudiera poner en tela de juicio su propia cordura o la veracidad de los expuesto.

Esta manera de ser deja bien en claro un verdadero estilo, transparente, audaz con una sublime mezcla entre la picardía y la inocencia, desarrollando así un antídoto a las carencias de esos duros tiempos.

Vaya a ellos este humilde y pequeño homenaje de quien siente en lo más profundo, agradecer a Dios haber crecido viviendo esta inolvidable experiencia, enriqueciendo mi espíritu con esa inmensa cuota de humor al que recurro en los momentos difíciles como escudo frente a situaciones adversas.